El grupo de Cibernética aplicada de la Universidad de Chivilcoito recogió una muestra aleatoria de 40 pollos de granjas de la zona a la espera de estudiar sus capacidades paranormales.
Munidos de electrodos y conectados a una potente Sinclair Spectrum que recogía y evaluava los datos recibidos, fueron sometidos a diversas pruebas. La primer prueba consistia en proyectar un número de modo que lo viera uno de los pollos y ver que señal se recibía; la computadora devolvía exactamente el mismo número.
Luego, se hacia tomar de la mano (mejor dicho del ala) a dos pollos voluntarios, a uno de los cuales se le ponía una venda. Se volvía a proyectar un número pero esta vez se analizaba la señal del pollo vendado, que increiblemente adivinaba el número. Luego se descubrió que un voluntario le indicaba al otro el número mediante presiones en el ala y fueron amonestados, sirviendo de alimento para el almuerzo.
La segunda prueba consistía en ver si los pollos podían transferir pensamientos a humanos. Inesperadamente, un pollo utilizó los electrodos para controlar a la computadora, alterando su sistema operativo y enviando descargas eléctricas a los electrodos conectados al voluntario humano, mientras lo hacía girar con la silla. Por la pantalla podía leerse: "¿Qué se siente que te rosticen?"
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